Un día viernes, comprando unas moscas donde un amigo, el me comentaba de uno que otro lugar para calentar la muñeca y enfriar el bolsillo en lugares cerca de Santiago. Llame a mi compañero de jornada, le propuse ir de pesca el sábado, me dijo que si en un tono no muy convencido ya que quería dejar un sábado para levantarse tarde, yo por mi parte pensaba lo mismo, pero mis ganas eran demasiadas, y fue así para variar termine convenciendo a mi amigo con la excusa de que no camináramos tanto…

Día sábado todo listo 7:00 am de pie y rumbo de pesca, pasamos a ese supermercado que por mas temprano siempre esta abierto y nunca falla. Compramos el menú pensado, y la segunda parada fue una bomba de bencina, así engañar el estanque que pocas veces queda satisfecho…
Llevábamos un buen almuerzo, y sorpresa de mi compañero traía una cámara de video y mas mi cámara de fotos estábamos aperados con todo.
Ya caminando cordillera arriba y lanzando bastante, todo parecía que las truchas estaban durmiendo, esos son grandes detalles de una jornada que nos hacían una pesca algo lenta, pero era un tema netamente de temperatura.

Yo se que el río que vadeamos es bastante selectivo así que era cosa de poner la mosca adecuada y empezaría la fiesta.
Llegamos a un pozón bien respetable, lance la mosca, no pasaba nada, y por esas cosas deje que se hundiera y la recogía con tirones bien pausados, cuando siento que en el momento de tirar me sorprende una picada de esas que son contadas con los dedos de las manos y arranca clavada la trucha (aun no la veía) y mas de algunos le ha pasado, tenia la línea pasada detrás del carrete o algo así, por lo tanto se hizo imposible que la bobina girara dando ese espectáculo de pelea, haciendo tirar la caña con potencia – saca la cámara Benja!- le gritaba a mi compañero y en eso la trucha se devuelve al pozon y se mete debajo de una gran piedra y hay quedamos por bastante rato - graba todo Benja – le reiteraba.

Pensé que estaba enredada porque era imposible levantarle y decidí meterme al agua pero la piedra parecía túnel, hasta que siento un tirón y la mosca sale a la superficie, este fue el momento que vi la trucha al lado de mi wader como si nada hundiéndose sin mosca y despidiéndose. No lo podíamos creer, habíamos perdido algo que no se repetiría, ¡un gran trofeo!,

Mi compañero me daba animo comentándome que estaba todo grabado. Seguimos caminando y una trucha arco iris nos dio una alegría, luego un par de farios muy vigorosas y benjamín no se cansaba de decir que acá esta todo grabado. Una tirada mas antes de preparar el almuerzo y la sorpresa se repite. –¡la cámara rápido!, vuelvo a gritar...
Nuevamente una trucha vigorosa y grande, también se metió debajo de una roca pero ya estaba más preparado y logre sacar preciosa trucha fario. Mas que contentos prendimos un fuego para cocinar, no les voy a mentir que daban ganas de incluir una de esas truchas al menú y mas aun la mirada de mi compañero diciendo –“ya pue comámonos una”-, pero no ocurrió, cada vez que frecuento ese lugar pienso que hay que cuidarlo como se debe, al estar tan cerca de mi hogar, hay que cuidar el recurso y a la vez aprovecharlo de forma sana, aunque ¡la tentación es grande!.

Totalmente satisfechos y sin dejar ningún rastro de basura decidimos mojar mas moscas, la jornada concluyo con mas farios vigorosas y una que otra grandecita, creo que las truchas andaban con mucha hambre y nosotros quedamos mas que contentos con el resultado, comimos bien y caminamos poco, grabamos la jornada y la “conversa” fue muy buena.
Concluyo mucho sobre esa jornada improvisada, ¿como será de entretenido ver ese video con mi compañero de pesca en muchos años más?, ya cazados y más viejo talvez, va dar una segunda alegría ya asegurada a futuro. Más aun pensar en ese río bastante urbano que aun guarda más de alguna sorpresa, me alegra y por lo mismo hay que cuidarlo.

Artículo por:
Gonzalo Cádiz Kind
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