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Gallegos Chico
Corría diciembre de 2006 cuando con tanta pega no veía la opción de uno buena salida de pesca, fue entonces cuando recibí un correo de mi amigo Héctor Acuña, más conocido por todos los mosqueros como “Loro”, que me invitaba a sumarme a una guiada que estaba media truncada, una pareja de mosqueros chilenos avisó que solo uno de ellos podía venir… Y aquí, entraba yo…
Como decimos en Chile (como nos pasa al 99,9% de los mosqueros), me faltaron patas para preparar mis cosas y en menos que canta un gallo tenía todo listo y ordenado para cuando llegara “Loro” a buscarme.

Después de coordinar los detalles del viaje nos arrancarnos ese mismo día a la laguna Parrillar a para que estos calientitos pescadores la “conozcan” las Salvelinus Fontinalis que habitan esta laguna. Al otro día Leo y Loro viajaron a Río Gallegos y yo tuve que atrasar un día mi viaje por asuntos de trabajo.



Al llegar a la hermana republica Argentina, Loro y Leo ya habían tenido una gloriosa jornada de pesca en el río Gallegos con vientos que solo se ven por estos lares.

Al día siguiente fue el turno de ir por las fontinalis del rio Coyle, otra espectacular jornada de pesca, ya que el rio Coyle es una estructura pequeña de agua fría que alberga truchas Salvelinus Fontinalis, de tamaños muy interesantes. Todo esto en la pampa Argentina.





Comenzamos con la idea de ir nuevamente a pescar al río Gallegos, al llegar a este estaba con mucho viento que era casi imposible ponerse de pie y más aun poder preparar nuestros lances.
Así mas tarde dirigirnos al Gallegos Chico, una excelente idea!!. Este río nace en el lado chileno y se junta con el Rubens y el Penitente para hacer el Río gallegos. Nos recibió un amable puestero con quien compartimos un mate y conversamos un poco. No dejó de llamarnos la atención a los “chilenos” que, aún en este remoto lugar, a su ingreso había una casilla de guardapescas!, cuando llegaremos a eso en Chile?- Pero bueno, ese es tema para mucho debate. De ahí, al río…



Ya en el río nos encontramos con algo que yo por lo menos no había visto antes, el gallegos chico se encuentra cubierto por unas algas que forman una especie de “estalagmitas” dentro del agua que deja muy pocos espacios libres para pasear una wolly o una ninfa ya que al recogerla se enredaría inmediatamente en esas algas. Por lo cual la pesca solo tiene que ser con moscas secas y línea de flote.



Pescando en el lado correcto del río, considerando que aquí, igual teníamos el mismo viento del gallegos procedí a buscar en mi pobre caja de moscas secas, lo que más me tincara para ese lugar…(no fue muy técnica mi elección) empecé con una Royal Humpy con mil batallas que se mostraba dispuesta a dar su ultima pelea, luego realicé varios lances ajustando la muñeca a las condiciones climáticas muy adversas que nos acompañaban y nada. Aumentaron mis ansías al ver pasar un par de robustas marrones tranquilamente entre los callejones que dejaban las algas del río. De ahí a agazaparse y barrer los pocos lugares que quedabas despejados con una imitación de “abeja maya” que me hacia ojitos desde la caja de moscas secas, no fue mucho lo que tuve que esperar para ver subir con mucha tranquilidad una linda marrón de un 1 Kilo a tomar esta mosquita e intentar devolverse a su escondite.





Foto de rigor con video incluido del director “Loro” y devuelta al agua la niña.

Mas tarde, a los 5 minutos veo una extraña figura contornearse como a 20 metros de donde estaba, me llamo mucho la atención porque era una marrón que se revolcaba entre los “yuyos o algas” como le dice el “Loro”, con la mitad del cuerpo afuera.

Tuve que poner en práctica toda mi habilidad para sacar esos 20 metros de línea, con el viento a mis espaldas y tratar de dejar caer mi mosca en el lugar preciso, uno o dos metros más allá de donde estaba este lindo ejemplar para que la trucha viera la mosca en un lugar adecuado y fuera a buscarla.
La recogida no seria fácil, si fallaba tenia asegurado que al recoger me traería la mitad de las algas a la arrastra en la mosca, que estaban entre esos 20 metros y mi ubicación.

En el primer intento y gracias a la “brisa patagónica” la dirección del lanzamiento se desvía 2 a 3 metros a la derecha, bajé la punta de la caña, tome la línea lo más adelante posible y tiré con fuerza para ponerla en el aire nuevamente. Recogerla seria una perdida de tiempo y enganche seguro en la vegetación tan abundante.

Al segundo intento y esta vez si cae mi línea pasadito un metro de la marrón que seguía en su lugar revolcándose sin tener idea de mis desesperados intentos de poner la mosca lo suficientemente cerca como para que le interese. Comencé a recoger lentamente y logre desinteresarla de lo que hacia pasándole mi “Abejita maya” por un costado, tuve que esperar un leve tirón para asegurarme que la tenia en sus boca y clavarla. Segunda captura en menos de 20 minutos en este río tan técnico y difícil, no estaba mal para un pescador sin mucha experiencia al lado de dos pescadores con experiencia en el río.

Sin lugar a dudas una excelente salida de pesca donde la camaradería y compañerismo reafirmó mi gran aprecio por un gran amigo, pescador y guía como es Héctor Acuña, el “Loro” y feliz de conocer personalmente y reconocer en él a una gran pescador, muy abierto a transmitir sus conocimientos y dueño de una gran energía y alegría de vivir.


Jorge Subiabre
Punta Arenas, Chile
www.Pescador.cl