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Pescando en el Paraíso
Casi treinta años pasaron desde que Jorge Donovan, el "Mono" Villa y Diego Guglielmi se aunaron en un emprendimiento de pesca de dorados con mosca en la provincia de Salta. Los en aquel entonces poco conocidos ríos Bermejo, Tarija, Lipeo y Pescado fueron por primera vez receptores de grupos que pescaban exclusivamente con mosca.




Las filmaciones que efectuaron (en super 8 sin sonido) hicieron y todavía hacen hervir la sangre de mas de un pescador cuando ven a Billy Pate sacando su récord de dorado (15,100 kg.) con mosca en un río que parece patagónico (récord no superado hasta hace pocos años), o a Bill Barnes (dueño de Casamar, famoso lodge de pesca de Tarpon en Costa Rica), con dorados que superaban holgadamente los diez kilos.

Un mercado casi ausente de pescadores con mosca y sumado a esto la distancia, la escasez de servicios en la zona y la inestabilidad de estos sistemas fluviales, ya que mantienen su transparencia durante un período muy corto (de julio a octubre) que se corresponde con la época de seca en Bolivia, -mas el riesgo de que en este país vecino llueva, con lo cual el Bermejo se enturbia indefectiblemente-, hicieron desistir del proyecto a sus organizadores.

En muchas oportunidades sugerí a mis compañeros de pesca la organización de una salida hacia esas latitudes, pero siempre recibí respuestas negativas ya sea por el calor, los insectos, los casi 2000 km. de distancia, el desconocimiento, etc. y como siempre terminábamos poniendo rumbo hacia la Patagonia.

Históricamente, la pesca del dorado siempre fue asociada a la zona mesopotámica en las modalidades de trolling y carnada, siendo muy pocos los que practicábamos el spinning y menos aún los que pescábamos con mosca.

La actualidad

Desde hace unos diez años y a través de la difusión cada vez mayor de la pesca con mosca, algunos inquietos pescadores comenzaron a investigar y a comprobar el gran potencial pesquero de dorados para esta modalidad que contiene el noroeste Argentino. Lamentablemente esta zona siempre ha sido blanco de la depredación, la contaminación, la deforestación y hasta de la pesca con dinamita, en ríos y arroyos que son, en muchos casos, sitios de desove del dorado. La proyección de una fracción de la economía provincial, basada en la pesca deportiva, tal vez les haga abrir los ojos a las autoridades y sea el puntapié inicial para una definitiva protección de estos fabulosos ambientes.

El río Dorado

Pasados treinta años mi sueño se cumplió cuando mi amigo Daniel Beilinson me invitó a conocer y a pescar en el río Dorado, en la provincia de Salta, donde inauguró hace unos tres meses un coto de pesca.

La única modalidad permitida en este río es la de mosca y la devolución es obligatoria, recomendándose también la eliminación de la rebaba del anzuelo. De esta manera se daña menos a los peces y se asegura la pesca por tiempo indefinido.

Hay una solo zona de pesca donde se accede con vehículo; el resto hay que hacerlo por picadas y a caballo. Mi temor al respecto ya que en los últimos treinta años me subí tan solo una vez sobre el lomo de estos nobles equinos-, se diluyó por la mansedumbre y el calmo andar que tenían los mismos, que sumada a una montura muy cómoda hace muy agradable el trayecto que dura de una hora a dos para llegar a distintos tramos del río. Estas cabalgatas son toda una experiencia ya que la flora de esta zona es hermosa y además existe la posibilidad de avistar algún tucán, loros, urracas, charatas y otras aves endémicas.



El río Dorado es alucinante. Si no fuera por la temperatura y la exuberante vegetación subtropical, uno pensaría que se encuentra en el sur. De aguas muy transparentes y cauce pequeño en esta época con altas barrancas de color beige o bermejas que definen el color de los bancos de arena río abajo. En estos bancos no hay momento en que no veamos algún cardumen de sábalos mezclados con alguna que otra boga, que van y vienen atentos ante nuestra presencia. También están entre las piedras chupando las algas adheridas a las mismas y a veces nos sobresaltan ya que explota el agua casi junto a nuestros pies cuando alguno de ellos no nos ve hasta que estamos a un par de metros. Realmente es un acuario.

Vestimenta

Dado que la temperatura suele ser alta y que no es necesario el vadeo profundo, se hace innecesario el uso de waders. Lo ideal es utilizar un pantalón de tela liviana. Para protegerse de los insectos (jejenes y mosquitos) y del sol, conviene el uso de camisas de manga larga en colores claros (no olvidar el repelente), y para los tobillos es recomendable el uso de medias. En cuanto al calzado, ya que caminamos en forma constante sobre piedras, conviene que tenga una suela bastante rígida. No hace falta que sean antideslizantes (fieltro) ya que la piedras no son resbaladizas (en mi caso utilicé zapatillas de tenis).

Cuidar la cabeza con una gorra liviana y la vista con anteojos polarizados, los que nos permitirán disfrutar aún más de la presencia de peces en aguas tan claras.

El equipo de pesca

Debe ser mucho más liviano que el utilizado en la pesca de dorados en el sistema del Paraná, donde por la correntada, tamaño de los peces y profundidad es común utilizar equipos para línea 7 u 8 y moscas muy grandes y lastradas.

En el río Dorado utilizamos equipos para línea 5 o 6 y solamente línea de flote con un leader de no mas de 1,80 mts, lo que hace mucho mas entretenida la pesca. Las moscas en anzuelos 1/0 y 2/0 (y siempre con el consabido cable de acero), con o sin cabeza muddler en colores oliva, amarillo, marrón y negras con algunos detalles en rojo, verde y naranja y con algo de brillo.

Los peces

Los dorados de este río están "impecables" dado la ausencia de palometas. Esto, sumado a la corriente continua a que están expuestos, los hace muy combativos. El tamaño promedio es de uno a tres kilos y son dinamita si utilizamos equipos livianos. Probando una mosca a unos cuatro metros de distancia, me sorprendió un dorado que creo superaba ampliamente los cinco kilos, y sin darme tiempo a reaccionar me bajó la caña y el corte fue instantáneo. Más allá de mi desazón, esto me dio la pauta de que este río puede depararnos más de una sorpresa en la punta de la caña.



La pesca

Es equivalente a la de cualquier río de la Patagonia. Lanzar delante y detrás de las piedras, en correderas con aguas mas profundas y en los veriles de los bancos de arena.

El vadeo no tiene complicaciones ya que la costa es transitable a todo lo largo del río (salvo del lado de las barrancas) y extensos pedreros a nuestras espaldas nos permiten lanzar con toda comodidad.

Sí hay que tener mucha precaución al acercarnos a la costa y pescar desde lejos, pues la transparencia del agua nos juega en contra ya que los peces nos ven con facilidad.

No es un río para sacar muchos peces; si uno es buen pescador podrá sacar de tres a diez dorados por día, con algunas persecuciones y rechazos (es fantástico ver al dorado persiguiendo a la mosca y luego darse vuelta sin atacarla); más algunos piques fallidos y otros que tras un par de saltos se sueltan.



Mas allá del resultado de la pesca, caminar por las márgenes del río Dorado es toda una experiencia: sus costas de arena están llenas de huellas de anta (tapir), pecarí, guazuncho y otros animales. Manchas negras formadas por miles de renacuajos pueblan los bajos y esquivas aves acuáticas anticipan su vuelo a un centenar de metros nuestro, antes de que podamos acercarnos.

Si Ud. es de los que aprecian los paisajes salvajes y algún día viaja allí, verá que por más que pase el tiempo las imágenes seguirán siempre vivas en su memoria y estará siempre deseoso de regresar la temporada siguiente.


www.Pescador.cl
Cortesía ; Daniel Bellinson.