Escrito por Pablo Cifuentes / Chile.
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Lanzaba mi mosca seca aguas arriba, lanzaba dejaba derivar y volvía a lanzar, casi de manera rutinaria, no conseguía que las truchas se interesaran en mi imitación, o tal vez no estaban allí, pese a estar soleado la temperatura del río era baja, aun con mis waders de neopreno podía sentir su baja temperatura, continuaba presentando aguas arriba, como debe hacerse al pescar ríos técnicos con agua claras y truchas inteligentes, sentí unos silbidos, miré hacia el frente rió arriba, era Javier, me decía “¡ven…, acá hay truchas grandes!”, |
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