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El Valle del Río Claro de San Fernando
El valle del Río Claro de San Fernando es una suma gigante de atractivos naturales. Tiene ese aire cansino del campo chileno de hace un siglo, con sus casas de adobe y sus pircas, en medio de plantaciones de olivos y cerezos. El camino, de muy buena factura, es una de las pocas señas de que está incorporado al progreso, tal vez un poco a regañadientes de la linda gente que lo habita.




Fotografías: Francisco Jorquera / Pescador.cl



Encajonado corres, entre corrientes y remansos…furia y calma, belleza potente


El Entorno

El valle del Río Claro de San Fernando es una suma gigante de atractivos naturales. Tiene ese aire cansino del campo chileno de hace un siglo, con sus casas de adobe y sus pircas, en medio de plantaciones de olivos y cerezos. El camino, de muy buena factura, es una de las pocas señas de que está incorporado al progreso, tal vez un poco a regañadientes de la linda gente que lo habita.

Nadie sabe por qué casualidad divina está allí el río Claro. En su prístino curso por un cajón 60 metros más alto, sólo 350 metros lo separan de caer al Tinguiririca en el sector La Rufina.

El Claro es un curso de aguas cristalinas, con fondo de grava y rocas, que corre en sucesiones de zonas rápidas que aportan mucho oxígeno al agua, seguidas de grandes pozas de baja profundidad. La fauna del río incluye una importante población de insectos acuáticos, peces como Truchas, Pejerreyes y Bagres no con las tallas de antaño, pero pequeñas y todo, se las agencian para sobrevivir y reproducirse a pesar de la depredación de pescadores furtivos que visitan el hermoso valle.

La vegetación es abundante y típica del bosque nativo chileno, con boldos, sauces, quillayes, espinos y peumos. En su zona más alta, cipreses y robles adornan las empinadas laderas del valle que conforma su cuenca.

En su sección alta, el río Tumuñán, que pasa por Las Peñas, aporta aguas frías, transparentes, y bien oxigenadas siendo este maravilloso estero y un lugar de reproducción de peces por la estructura que este estero ofrece. A lo lejos, hacia el este, los macizos cordilleranos de nieves eternas redondean un paisaje extraordinario. El encajonamiento característico, y los profundos cortes en sus riberas muestran la magnífica fuerza de este río y sus tributarios. A lo largo de los cursos y en las mesetas donde pastan animales en las veranadas, un entramado de senderos y caminos permite sumergirse en una zona donde es improbable encontrar otras personas, salvo muy a lo lejos.

El estero Agua Buena, así como el Clarillo y Azufre, que caen al Tinguiririca, así como la zona alta de este último, conforman un paisaje similar, un poco más empinado, ideal para aquellos que prefieren caminatas más intensas que relajadas, disfrutar de la vista infinita que provee una atalaya, y encontrarse con milagros naturales escondidos a los menos aventureros.



Tus aguas cristalinas y oxigenadas, fuente de vida y belleza


Su gente

Es gente sencilla, de hablar pausado, de mirada sincera y saludo franco, que con la proverbial amabilidad de la gente de nuestro campo, se dedica a obtener lo mejor de su ambiente: Chivos y corderos, mermeladas, miel –de esa que sólo se obtiene en los cajones cordilleranos, algunas artesanías, quesos, de esos frescos, fantásticos para incorporarlos en una ensalada chilena.

No sorprende que algunos, llegados desde lejos decidieran abandonar sus remunerados puestos y oportunidades de la urbe, y establecerse en este pedacito del paraíso.

Las oportunidades de trabajo no son abundantes: Hay un par de agroindustrias, un poco de comercio, y no mucho más. Eso claro, puede ser diametralmente opuesto si la zona pudiera ser un centro turístico importante.
Y la gente se dio cuenta que puede serlo. Y que no es difícil.



Ruges entre boldos, litres y quillayes.

Una comunidad que se organiza, y actúa.

El río es una magneto para pescadores, y lo es tanto, que hoy su población de truchas está deteriorada. Lamentablemente, la presión de la pesca indiscriminada, con artes ilegales, y durante todo el año, incluso en el crítico período de la reproducción y el desove, todos los días se ve personas extrayendo muchas truchas pequeñas –porque ya no quedan de esas grandes que algunos conocieron y recuerdan con nostalgia. Es gente que no ha entendido el inmenso mayor valor que tiene una trucha viva en el río. Gente que cree que el río es su despensa.

En una labor casi quijotesca emprendida por Patricio Ibarra, fanático admirador del río, Robinson Reyes, inspector ad-honorem de Sernapesca, y Carabineros de Chile dirigidos por el Suboficial Raúl Pinto y el Cabo Rodrigo Bustos junto a Carabineros de Agua Buena, han comenzado un proceso de fiscalización y educación, controlando la pesca y poniendo letreros en muchas zonas del río.
Nos invitaron a pescadores con mosca, profesores, carabineros, operadores turísticos, y nos sentamos a la sombra de unos boldos a la orilla del río a hacer confluir visiones sobre qué hacer. Por lo pronto, decidimos fortalecer la educación y la fiscalización, generar redes de apoyo con la comunidad, las empresas, y la municipalidad. Vamos a armar un proyecto, a financiarlo, y gestionarlo.

A la reunión, efectuada al aire libre a las orillas del río Claro en las instalaciones del Ecolodge Shangrila (www.shangrila.cl), gentilmente cedida por Gustavo Carvallo, asistieron los jefes de las Juntas de Vecinos Claudia Campos y María Ilantén de Puente Negro, y Juan Ruiz de Las Peñas, En representación del Alcalde de San Fernando, su Asesor de Turismo Jorge Riaño, y a nombre de la comunidad mosquera, Patricio Guerra de Ríos y Senderos, Francisco Jorquera de Pescador.cl, una delegación de La Hermandad de la Mosca encabezada por Cristóbal Cáceres, y Roberto Reino y Mario Bórquez por Pescandoconmosca.cl. Guillermo Lobos, pescador y profesor, de seguro será una chispa esencial para encender la vela del cuidado del medioambiente con sus alumnos. En total, 30 personas que expusimos visiones, caminos, y acciones.


El Equipo

El proyecto

La industria sin chimeneas, como se conoce al turismo, no necesita mucho... sólo un entorno natural atractivo y limpio. Lo demás, queda a la iniciativa de cada uno: guías de pesca, arriendo de caballos, restaurantes, transporte, cabañas, paseos de avistamiento de aves, todo viene naturalmente si la zona es atractiva. Hay espacio para todos: desde los microempresarios que proveen pan amasado o caballos para adentrarse por los cerros, hasta el comerciante que vende sus helados a orillas del rio, lodges y cabañas. En síntesis, un círculo virtuoso de actividad que beneficia a todos.
¿Y qué hace falta para ello? Poco! Mantener limpio, y velar por que no haya depredación. Y como la proverbial zanahoria y garrote, lo lograremos con educación y fiscalización.

Y eso es lo que nos hemos propuesto. En los próximos días comenzamos la definición del proyecto, con su alcance, zonas, funciones, actividades, estrategias, socios, redes de apoyo, y gestión. El proyecto será sometido a las comunidades de Agua Buena, Puente Negro y Las Peñas, para incorporarle las visiones que algunos, ciudadanos urbanos, no tenemos la capacidad de ellos apreciar ciertos aspectos.
Las acciones inmediatas son reforzar la fiscalización, continuar letreros educativos y se ha iniciado faenas de limpieza en el sector Montenegro.

Un modelo y ejemplo

Otra cosa linda de este proyecto, es que no es patrimonio exclusivo del valle del Río Claro: Pretendemos que sea un modelo y ejemplo para tantos lugares de nuestro Chile llenos de belleza embriagante, que con un poquito de bien hacer, es posible transformarlos y generar mejores oportunidades para quienes viven allí.

Tengo fe que, en un futuro cercano, podré subir al Valle del Río Claro de San Fernando, y regocijarme, porque su entorno maravilloso estará más limpio, y pleno de actividad. Como el sábado pasado, tal vez me sentaré a comer pastel de choclo bajo un boldo, escuchando el tronar del río, y volveré a ver esa águila maravillosa que sobrevolaba calma la poza donde estuve pescando al atardecer, en que fui duramente derrotado por las arcoíris que no quisieron tomar mis engaños…sólo una, a último momento, me dio una pelea y se soltó antes que pudiera devolverla al río. Sí, volveré a verte, disfrutarte y pescar…



www.pescador.cl